¿Qué refrigerio buscás
en la nueva curva que se empina?
¿Saltar desde un bote,
hacerte pis,
pegar calenturas?
Las nubes pueden ser rosadas,
como en tus sueños,
pero sólo si volvés a la tardecita,
por la autopista,
rumbo al Oeste del Gran Buenos Aires.
jueves, 29 de noviembre de 2007
Tarde de sol por acá
Publicado por
david rojas
en
8:32
Etiquetas: David Rojas, Poesía
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4 comentarios:
ese ciervo en algún lado lo ví.
DAvid, ¿tal vez quisiste decir que todos los caminos conducen a Merlo? ... ¡Claro!, pues Roma queda demasiado lejos y allí las nubes no son arreboladas.
Saludos!
Wallis
este poema me encanta
me encanta el final
las nubes rosadas en una autopista me dan una sensación de calidez y calma inexplicables...
muy del regreso a casa escuchando aspen.
Es muy tierno y desolador a la vez.
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